Este jueves caí en cuenta que como hay Luna Nueva y eclipse anular de Sol, me apartaré de estos asuntos, actitud con la que aguardo sumar adeptos a este pensamiento que enarbolaré como una verdad juevesca, o juevera.

Debo asignarle un nuevo nombre al día, a este día, si pretendo desarrollar un apotegma. Al menos hoy. Mañana vemos.
He ahí una sentencia fundacional que sostenga este tipo de creencia: ponle un nombre nuevo al día. Si para ciertos personajes este es el cuarto día, para otros el quinto de la semana, debemos establecerlo, de aquí en adelante, como el primero, el principal.
¿Por qué? Los científicos dicen que Júpiter es como un Sol. Hay que pedirle permiso para que pasen las naves espaciales más allá, a los confines. Su atracción es tan potente que lo bombardean cometas, asteroides. Debe ser por su gran nariz. Si esos cometas y asteroides llegaran a esta parte, destruirían la Tierra. ¡Oh, padre Júpiter! ¡Protégenos en este tu día! ¡Oh!
A la vez pensemos que comenzar a utilizar un perfume, un vestido, un automóvil, aquella juguera exótica que alguien decidió que nos sería útil y sigue almacenada en su caja original. (Eso debe tener algún valor: caja original, poco uso, y la podemos vender bajo mejores condiciones cuando se imponga la adoración al jueves, la juevología. Que en su canon tiene el consumo de jugos procesados por ese aparato que como toda cosa antigua es sacada del olvido. Reciclar ayuda al planeta. Al nuestro, y como el Universo es Todo y Uno, también ayuda a Júpiter. El planeta.)
Que es enorme, gaseoso, con la fiera belleza de quienes son superiores. Mató a su padre y luego le perdonó, y allí andan ambos, Júpiter y su progenitor, Saturno, comandando la zona helada del Sistema Solar.
(No es necesario asesinar a nadie para ser un buen juevólogo. Lo aseguro como el primer juevologista, o juevologuero.)
Para tener en claro cuál será el cometido de esta jornada, trataré de delinear al menos tres libros sobre temáticas en las que me gustaría ser ducho, o caer en cuenta que puedo ser un experto en algo.
Primer intento de un título liteario: La denominación global para nuestro movimiento será Juevología. En inglés, alemán y la multiplicidad de idiomas que hay en este bendito planeta Tierra.) Temo las derivaciones que podría alcanzar Thursdalogy (inglés), aunque entre los nórdicos tendríamos adherentes, porque este es el día de Thor. Tampoco me desagrada Aso-Tofi(logía), en samoano. Me pone a pensar Déardaoin(logía), irlandés. O Donnerstag(ología), alemán. Zhōu sì(logía), en chino simplificado; porque algo ligado a Oriente, a China, definitivamente ayuda a atraer partidarios.
¿Qué flor debería representar al jueves? Debería pensar en algo simple: La Flor del Jueves. Aunque tal vez sea demasiado cómodo proponer la floración del Árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica). Intencionalmente nos abastecemos de la sabiduría, y atracción referencial a China, Japón, India, entre otras civilizaciones fundantes, como Corea, donde jueves significa día del árbol). Los pueblos antiguos manifestaban su religiosidad en el respeto a la Naturaleza, el diseño de jardines con sentido esotérico. Napoleón, un gran trazador de plazas y jardines ¿lo habrá tenido en cuenta? ¿Sería orientalista?. Apunte para otra tesis.
La Juevología a menos que halle otro nombre para nuestra creciente comunidad, establecerá ese día como el de la pureza reverenda. Gurúes de la limpieza en streaming on demand, evitan nuestro día. (Consideremos que captaríamos como fervientes adherentes a quienes les caen mal domingo y/o lunes).
No viene mal adecentar el lugar en donde moramos, laboramos, especialmente cuando se avecina el fin de semana. Un punto más para el jueves.
Sumaríamos acólitos si asumimos que el jueves como eje de nuestras vidas, ordena, demanda, impulsa que limpiemos y ordenemos a diario, en pos de abundancia, perdón, crecimiento interior, la espiritualidad más radiante. Los demás -dicho esto con todo respeto- integrantes de la semana serán los eslabones inestimables que ensalzarán la joya principal -¡un nuevo Koh-i-Nur!-: nuestro Jueves, base energética de la Juevología.
Advirtamos que la que profesamos no es una filosofía personal, o de masas, de las que tanto abundan. Este Preámbulo que guiará a la Humanidad hacia insondables raíces y alturas, de otra manera, impenetrables, será demostración plena.


Este texto fue escrito durante el IV Mundial de Escritura, realizado en junio de 2021. El autor integró el grupo “el jardín de Alejandra”.