¿Es posible que me eligieras porque mis innumerables torpezas alimentan tu sonrisa? (Y yo río, cuando me doy cuenta)

¿Es posible que haya obtenido todos tus bienes porque sonríes conmigo? (¿O porque no lo haces a menudo?)

¿Es posible que persistas en seguir conmigo porque las lágrimas y las sonrisas no son socialmente correctas? (Esos condimentos esenciales de la vida de los que no debe abusarse)

¿Es posible que sigamos juntos porque esperas más sonrisas de mi? ¿Y más explicaciones de mis silencios?

Creo que estás decidida a rescatar sonrisas y a bucear en las profundidades abismales de los silencios.

Lo advierto cuando se te ilumina el cuerpo, con una luz que emana del pecho -son unos pétalos tan bellos-, y una sonrisa te ilumina la cara. (El silencio es inmenso y no hay riquezas materiales en el mundo que puedan apropiarse de ese instante)

Gracias. (Dejar la seguridad de la costa y siempre adentrarse en la inmensidad, es lo más simple. Si estás aquí)